Contacto



El Casino del Cape es básicamente un espacio real y virtual en donde un grupo de amigos, se reúnen a compartir la cena de todos los lunes desde hace más de 15 años. el lugar de reunión real es itinerante, es decir, va cambiando de lunes a lunes de acuerdo a la disponibilidad de locación de cada uno de los participantes de estas reuniones.

COMENTARIOS, PUTEADAS Y APRIETES a este correo por favor: elcasinodelcape@hotmail.com






jueves, febrero 22

Relatos Cortos -- Por Fabito

X FILES
Las brasas de sauce amontonadas contra el transfogero, hacían hervir el aceite que cocinaba las finas rodajas de patí fresco. El eventual cocinero arrimaba un tronco grueso, como alimentado el hambre del mismo infierno.
El sábado estaba agonizando, la luz del sol había dejado paso a un cielo acribillado de estrellas y la oscuridad fluía hasta cada rincón de la isla.
Me senté a orillas del caudaloso brazo del Paraná con la única intención de fumar una pipa y escuchar la mágica música del agua corriendo. No se por que, pero en esas circunstancias siempre me acuerdo de una poesía de estudio obligatorio en la secundaria. “ El bosque se duerme y sueña, el río no duerme, canta……...”.
O bien es mérito del autor, o bien de la insistencia de la coqueta profesora de castellano; pero hoy, varios años después, siempre me acuerdo de Nocturno.
Un llamado desesperado me arrancó del estado de regocijo en que me encontraba, una gruesa bocanada de humo salió de mi boca mientras giraba la cabeza para ver que pasaba. La mezcla de humo y oscuridad, me robaron uno o dos segundos hasta que pude ver. Era el Mauri, parado, tieso, con la mirada y el dedo índice de su mano derecha, clavados hacia el noroeste.
Al ver que estaba bien, me incorpore al tranco, casi protestando por la irreverente interrupción que había sufrido y me acerque a mi compañero. Intente ver que me señalaba pero solo veía estrellas, copas de lejanos árboles y la chimeneas de la fabril San Lorenzo. – Ahí, está subiendo. Me insistió casi enojado.
La pipa casi se me cae de la boca, él tenía razón, algo más arriba del horizonte, una luz brillante como diamante sobre terciopelo negro, se movía de maneras extrañas, caprichosas, desafiando las leyes que gobiernan la física. Lo seguí con la mirada en su antinatural derrotero. Hasta llegue a pensar que sabían, aunque no se bien quienes, que los estábamos observando, que sentíamos una mezcla extraña de sensaciones encontradas con pasajes que rozaban las experiencias extracorpóreas.
La luz, aceleró hacia el sur y se perdió tras el bosque de aliso que bordeaba nuestro campamento; nos quedamos unos segundos en puntas de pie, cogoteando entre las ramas en busca de algunos instantes más del significativo avistamiento.
Ya estaba por echarle llama al tabaco y ponerme a pensar sobre el hecho, cuando el Mauri apoya, con inusual energía, su mano izquierda en mi hombro haciéndome girar a otro punto en el cielo. Otra luz subía verticalmente desde el horizonte y se frenaba abruptamente para comenzar un escape horizontal con igual velocidad y sentido que la anterior.
La espumadera se sumergió en el aceite caliente, rescatando las crujientes rodajas de pescado. La sobremesa giró en derredor de la pesca del día, sin hacer mención al suceso vivido hacía minutos, que días mas tarde, fue confirmado por un aluvión de testigos en una radio local.


Fabito

No hay comentarios.:

Publicar un comentario