Tras una larga jornada de pesca intensificada por el sol, la buena cocina agreste y los mimos propinados por Pablito, la noche invita al descanso sereno, lejos de la algaravia de las oras vespertinas, en donde la pesca se llevaba los miutos, y el buen Tinto, se llevaba la soltura de la lengua verborragica, como vemos, él ya cayo bajo los influjos del dios del sueño.....
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