REFLEJOS NAUSEOSOS

Cuantas veces la vida nos pone en el difícil y cruel dilema que se suscita entre lo que nos gustaría y lo que verdaderamente tenemos que hacer. Un gran goleador se pierde un gol en un momento clave en un partido clave; merece o no la puteada. Me gustaría no putearlo por los goles que ha convertido y la historia de sacrificio y entrega hacia la camiseta y bla, bla, bla. El tipo se perdió ESTE GOL, el del triunfo, el del campeonato, y lo que a mi me gustaría queda desplazado por lo que realmente tengo que hacer. La penosa pero justa catarata de puteadas. Y así, hoy me encuentro en el mismo dilema. Hoy tengo la obligación moral de que el lapidario peso de la afilada y artera pluma que la diestra de un servidor esgrime, caiga sobre la humanidad del anfitrión de las noches de casino de los lunes. No se puede, ni se debe tolerar la falta de todo tipo de consideración que esta persona demostró para con la ilustre institución a la que tenemos el orgullo de pertenecer; la cual, contando con la mayoría de sus miembros activos, deambuló por la zona norte de la ciudad, cual el Cid Campeador al destierro, hasta encontrar refugio en el conocido establecimiento gastronómico que posee la mejor vista al río. En éste, el tercer párrafo del articulo, usted, estimado lector, debe de preguntarse que habrá pasado para que, el otrora rey de los lunes, ayatola del black jack, emperador de los tragos tropicales y mahatma de los agapantos; esté siendo blanco directo de terribles y selectivos ataques despiadados. Es que el lunes pasado, mi querido lector, el Restaurante & Casino del Mauri, no abrió sus puertas. No, no, no se confunda lector. No fue el cumpleaños de la vieja, ni el aniversario de casado (el tipo es soltero), ni tenia que jugar la final de la Davis (soñar no cuesta nada ), ni transmitían en directo la llegada del hombre a la luna ( eso pasó en el 69 ). Este pobre ave de vuelo corto alimentado a mijo y hojitas de lechuga fresca, tenia un compromiso que a más de un macho del selecto grupo le produjo reflejos nauseosos. El cumpleaños de su señorita novia (con el respeto que la profesional del paisaje se merece). Es por esto, ilustre lector, que más allá de mis deseos, fundados en gratos pero viejos recuerdos, tuve que cumplir con mi obligación de ser la voz de los que no tienen voz y castigar duramente la macabra acción del sujeto en cuestión para que recapacite y el día de mañana no tengamos que lamentar situaciones similares