Apersonado desde tempranas horas en las cómodas instalaciones del Restaurant & Casino del Mauri, y degustando ya un noble producto patagónico; tuve la inmensa alegría de enterarme que el corpulento changuito (Pablito), y aparentemente fruto de su infatigable y enérgica entrega de amor, pasará a formar parte de los que gastan en pañales juguetes y demás yerbas.
Los (pocos) concurrentes de anoche tuvimos la oportunidad de levantar una copa en salud de nuestro amigo, su señora esposa y su descendencia ; acto que seguramente, y a raíz de la ternura reinante, se repetirá el próximo lunes.
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