Mi Pasado me Condena III

Apelando al buen criterio de Quique con respecto a la implementación de tan inquisidora pero verosímil sección, me voy a referir al mas duro “traspié” que en su momento supo sufrir el señor X. Al parecer y luego de la clausura de varios piringundines de localidades aledañas a nuestra ciudad, el misterioso personaje, deambulaba en compañía de un secuaz (el señor Y) por oscuras y desoladas calles en busca de los favores de las samaritanas del amor.
Por razones que aún hoy se tratan de establecer, el señor X y su coequiper Y, avezados mercaderes de la carne, confundieron chorizo por ubre y casi terminan masticando la tripa gorda. De ahí en adelante todo fue idas y vueltas. Cual delincuentes atrapados por la ley se acusaron mutuamente en interminables noches de vino y asado. Hasta se dice por ahí, que el señor X respiró aliviado cuando vio a su compañero de correrías sentarse cómodamente en la butaca de un AirBus de Iberia Air Line para volar a tierras lejanas.