La Importancia del Grupo

El hombre solo, sin grupo social, se encuentra castrado, sin cumplir con sus funciones históricas y humanas, segregado del medio y equivocado el camino, niega la trascendente verdad que lo afirma como “animal social”.
Es en la comunidad que logra singulares mutaciones y evoluciona de la oscura caverna al suntuoso palacio, de la tosca vestimenta de pieles a la refinada elegancia del atuendo actual y del tronco flotante a la gallarda embarcación de blanco velamen.
El hombre, en el franco intercambio intelectual con sus congéneres, pasa de la bacía ignorancia a la más nutrida de las sabidurías.
De esta manera, tras el parto que lo depositó indefenso en el medio inhóspito y cruel, el instinto social del hombre, logra formar el clan que lo obliga a la convivencia y le permite alcanzar toda evolución y desarrollo.
Paralelas a las transformaciones sociales e históricas nacen las sociedades iniciáticas como los cultos egipcios, los círculos mágicos asirios y caldéos, las prácticas secretas persas; los misterios órficos griegos; los templarios del medioevo, etc, etc, etc. Y es a partir de éstas sociedades que se acentúa el progreso colectivo y el perfeccionamiento individual. Fue en un grupo selecto, para poner como ejemplo, que surge el genio creador de Leonardo Da Vinci.
Lejos, muy lejos de comparar a cualquiera que se haya sentado en una mesa de lunes en el Casino del Mauri o en otro ocasional reducto con el (para mi) extraterrestre de Leonardo; lo que quiero es hacer un verdadero llamado a la reflexión individual y grupal que nos permita acoplar los engranajes necesarios para salvar el grupo de los lunes.
Pensemos en la importancia del grupo para el desarrollo individual. Como escribí mas arriba ( y admito que se lo afané a Rousseau ) con la marcada decadencia que las reuniones de los lunes están mostrando, quizás (y solo quizás) estemos coartando el desarrollo individual o social de alguno de los integrantes. Quizás empecemos a ver cambios de actitud en algunos o todos los respetables caballeros. Quizás Pablito y el Perro pierdan el apetito, o al Cape se le achique el miembro, o peor aún, quizás Fabián y el Turco cumplan al pié de la letra con sus deberes impositivos. O, peor aún, y aunque no haya nadie, quizás lo veamos a Roi deambular todos los lunes en las inmediaciones del casino para no faltar nunca mas.
En resumen, y para no extenderme, reflexionemos y aportemos nuestro granito de arena para salvar esto. No vaya ser cosa que nos arrepintamos en el futuro. Y el futuro, a nuestra edad, no está muy lejos.