Y anoche volvió la mística. Esa sucesión encadenada de eventos que hacen, no se por que razón, que una noche sea especial. Claro que dejó sus secuelas.Arrancó la cosa en el Leña y Leña. Entrada, achuras y asado. Todo bien regado y terminado con postre. Cuando la cosa no daba para más, el grupete se trasladó a las cómodas instalaciones del casino del Mauri y ahí empezó lo bueno.
Tras sacrificar una botella de whisky que agonizaba con la última medida en su interior; se tubo que echar mano del Nextel y pedir un repuesto por delibery.
El Turco tomó la banca con garra y determinación ya que éste “no es un juego pa’ tibios”, pero algunos mazos después, se retiró humillado y con pocas fichas en sus manos.
El fideicomiso integrado por Pablito y un servidor, se apoderó de la banca y se retiró con las arcas equilibradas. El Cape y el Mauri solo aportaron fichas.
Pero es tiempo de las secuelas. El exceso del noble destilado trajo al tapete otra vez, la figura de un comensal que hace su segunda aparición “Pepitito Marrone”.
Aparentemente, y por boca de su señora esposa, el mencionado personaje llegó a su casa con un enorme cargamento de amor. No hace falta aclarar que echaron flit e hicieron que se dé vuelta para evitar el fétido aliento alcohólico. Algunas versiones, de las que no damos fe, lo colocan al amoroso borrachín en un sofá en el living. Pero no lo creemos.
En fin, lo importante de todo esto, más allá de donde tubo que dormir uno u otro, es que por una noche reapareció la magia.








El Fin de Semana Largo Disfrute Rosario.
Esperemos que el próximo lunes, una vez terminada la auto veda del Perrito, aparezca en el casino (o más bien en el club, que si bien no es lo ideal tampoco es el Burguer) y de una vez por todas diga la verdad.


















Cuando vea al personaje de las fotografías, pregúntese ante quien está; dado que el mismo padece de un trastorno disociativo del la identidad del “yo” el cual lo convierte en dos personalidades distintas. Este cambió se debe a situaciones de tensión psíquicas que lo llevan desde el hilarante Peko al serio Sr. Mauricio P.








