Con la frase “NO SOY UN HOMBRE FLATULENTO”, un reconocido comensal de la mesa de los lunes, trató de minimizar algunos hechos aislados de escapes gaseosos que fueran reprochados por su señora esposa.
Lejos de mandar al frente al cuervo parroquiano, solo podemos decir: Cheeeeeeeeeeeeee.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario