Como ya es sabido por todos el alcohol no es buen concejero. Y amparado en el estado de la mayoría, el viernes, pasadas las 3 am; un conocido supermercadista de la zona norte fraguó un sigiloso operativo para llevarse (casi a la rastra) a su señora esposa en un avanzado estado de ebriedad. Si bien el taxista que los transportó solo admitió haber vivido algún momento de zozobra al percibir en la señora, un acto reflejo compulsivo que podría ser asociado a algún intento de vómito; la cosa no pasó a mayores y los depositó en la puerta de su domicilio sin tener que lamentar situaciones incómodas.
Por otra parte, y al ser interrogado, el afiliado al centro unión almaceneros; confesó haber hecho un intento de aprovecharse de la situación con los más bajos y repugnantes instintos animales, pero que no llegaron a buen puerto.
Lejos de señalar con el dedo a la dama, que solo cometió un pecado de inexperiencia, valga la situación para que tome conciencia que un tropezón lo comete cualquiera y la próxima vez que su marido aparezca acompañado de Pepitito Marrone no lo condene.
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