En 1582, durante el papado de Gregorio XIII, se adoptó lo que hoy conocemos como calendario gregoriano. Dejando de lado complicados cálculos astrales en los que defasajes sobre plenilunios y equinoccios, nos estarían haciendo vivir algo así como diez u once días atrasados; nos vamos a concentrar en un solo día: el lunes.
Hay algo que es inamovible. Cada semana tiene un lunes. Y si tenemos en cuenta que el lunes (al que llamaremos X) se encuentra espaciado del lunes siguiente (al que llamaremos X’) por siete días y descontando que todos tenemos, o colgado en una pared o en la billetera, un calendario; hagamos el siguiente ejercicio:
1º- Vayamos un lunes a comer con nuestros amigos.
2º- Al día siguiente (martes) tachemos en el almanaque los siete días consecutivos al lunes.
3º- Repitamos la operación con las cuatro semanas siguientes.
4º- Muy Bien…… Si llegaron hasta aquí tienen que tener todas las semanas tachadas excepto un día de cada una que, ADIVINEN!!!!!! Siiiiiiiiiii ES LUNES.
5º- Esos días (los que NO están tachados) son los días que comemos con nuestros amigos.
Muchachos…..nos juntamos TODOS los lunes, no cada quince días.
Hay algo que es inamovible. Cada semana tiene un lunes. Y si tenemos en cuenta que el lunes (al que llamaremos X) se encuentra espaciado del lunes siguiente (al que llamaremos X’) por siete días y descontando que todos tenemos, o colgado en una pared o en la billetera, un calendario; hagamos el siguiente ejercicio:
1º- Vayamos un lunes a comer con nuestros amigos.
2º- Al día siguiente (martes) tachemos en el almanaque los siete días consecutivos al lunes.
3º- Repitamos la operación con las cuatro semanas siguientes.
4º- Muy Bien…… Si llegaron hasta aquí tienen que tener todas las semanas tachadas excepto un día de cada una que, ADIVINEN!!!!!! Siiiiiiiiiii ES LUNES.
5º- Esos días (los que NO están tachados) son los días que comemos con nuestros amigos.
Muchachos…..nos juntamos TODOS los lunes, no cada quince días.
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