
A éste si, que A PINTA, NO LE GANA NADIE.
Examinemos al jugador. El palo sobre el hombro cual guerrero con su espada. La mirada en el horizonte, escarbando en la naturaleza misma en busca de la trayectoria de su proyectil. El gesto adusto, concentrado, metido en el juego. Que jugador, Que jugadorrrr.
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