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El Casino del Cape es básicamente un espacio real y virtual en donde un grupo de amigos, se reúnen a compartir la cena de todos los lunes desde hace más de 15 años. el lugar de reunión real es itinerante, es decir, va cambiando de lunes a lunes de acuerdo a la disponibilidad de locación de cada uno de los participantes de estas reuniones.

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jueves, julio 5

Amigo Rico, Amigo Pobre

Cuando el despertador lo sacó de un profundo sueño a las siete de la mañana de un helado día; el Sr. M, maldijo entre dientes y se incorporó de la cama. El largo día que tenía por delante arrancaba a la nueve en tribunales y continuaba en su clínica de ciencias kinesiológicas. Luego de pasar por su pariente político, el Sr. V, arrancaron hacia tribunales dejando atrás las puertas del country del club de la ovalada. Ya en el palacio de justicia, se encontraron con el asesor letrado quien al presentarse en el correspondiente juzgado se disculpó ante Su Señoría por lo poco ortodoxo de su atuendo; ya que luego del trámite se dirigiría a despuntar su afición por el golf. Terminada la diligencia judicial y al ser interpelado por el Sr. M, el abogado expuso su itinerario. Golf en Timbó, regreso a la ciudad de rosario, aperitivos en conocido bar con la mejor vista al río y cena en country de localidad vecina donde abundan los álamos. Más precisamente en la residencia del Sr. T, un reconocido empresario gastronómico quien divide sus pasiones deportivas entre el club de la rivera y el moño dorado. Para los Sres. M y V; esto sonó como un cachetazo. Una catarata de amargos recuerdos inundó sus mentes. Recuerdos de un grupo de amigos deambulando por oscuros bodegones u obteniendo esporádicos permisos en domicilios particulares más ligados a la caridad que a la hospitalidad bien entendida. Y entre todos los recuerdos, el del bastión de los álamos, inexpugnable para el grupo de los lunes. De la peor manera, los señores en cuestión, aprendieron la lección que ya había aprendido el Sr. C, cuando luego de su faena laboral en un frigorífico multinacional, y festejando el onomástico de uno de los vástagos del Sr. T, le tocó sentarse en un sillón sin almohadones; el que se encontraba reservado para otros amigos. Amigos clase S (pero S con rayita $).

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