Derecho a Réplica (POR EL LORO)

El black jack se paga doble. Existe el seguro de black jack?. Antes existía. Los tres sietes; como se pagan?. Las siete manos; con cuantas fichas se inician?. Se pueden retirar las ganancias prematuramente?. Se tienen que autorizar?. Existe el máximo de apuesta?.
Todos estos interrogantes tienen una respuesta simple y concisa. No se sabe. Comúnmente estas preguntas están supeditadas a la consideración de la banca de turno. O como pasa en todos los ordenes de la vida, “ el poder económico que subyuga a los más desposeídos “. Y basta como muestras la despectiva respuesta que sufrió Quique el lunes pasado al intentar asegurar un black jack, o la famosa frase de Capito “ me lo paso por los huevos “. Que pasa con la honorabilidad de la banca en estos casos?. O que pasa con la de ciertos jugadores que ni bien ganan diez fichas las cambian por efectivo esperando el momento oportuno para abandonar el juego prematuramente. Que feo!.
Y ahora otra pregunta. Por que es la banca de turno la que decide?. Por una sola cosa. Por que no existe un reglamento escrito que regule estas actividades. Es por eso que los hechos que ocurrieron el lunes pasado y que quisieron ser condenados por un articulo filosófico de dudosa calidad literaria, no caen en ningún tipo de incumplimiento a raíz de que no existe nada que lo reglamente y me baso para asegurarlo en el artículo 19 de la Constitución Nacional. “ Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohibe “
Es por esto, mis queridos cofrades, que les aseguro que el honor de mi socio y el mío se encuentran intactos y que si existió algún tipo de falta, ha sido de todos, al no haber regulado y reglamentado de manera correcta las actividades lúdicas, lo que en varias oportunidades se intento hacer con poco éxito.
Por todo esto y para terminar hago un llamado a la formación de una comisión la redacción de un reglamento para que estos malos entendidos no vuelvan a suceder y no lo obliguemos al webmaster a exprimir su cerebro tratando de bucear en las más recónditas profundidades de la filosofía.