Palabra de Honor

Yo he cometido muchos errores en la vida; tal vez demasiados. Entre ellos, probablemente el que más lamento es haber permitido que durante mucho tiempo mi comportamiento personal no tuviera relación directa con mis palabras.

Es decir, por tener facilidad de palabra se me hacía poco importante hacer que mis acciones concordaran con lo que decía, prometía, aseguraba o inclusive presumía.

Y ahora, de un tiempo a la fecha, me doy cuenta de cuanto fallé como persona al no ponerle atención a la esencia del ser: las acciones deben de concordar con lo que uno expresa; de otra manera la persona se demerita y pasa, de ser un ser humano, a ser un vil perico que sólo emite sonidos entendibles que no pueden ser respaldados precisamente por su calidad no humana. Y los pericos, pericos son

Y no, no estoy hablando de palabras profundas ni de expresiones filosóficas de vida, estoy hablando sencillamente de lo que nos es cotidiano y que forma parte de nuestras vidas diarias. Frases tan insignificantes como lo son "te quiero", "te busco después", "te hablo a las 8" o "las 7 manos" tendrían que tener el sustento de la acción correspondiente como lo son demostrar amor, buscar físicamente a quien se le prometió hacerlo, tomar un teléfono o cumplir con la apuesta anunciada sólo para cumplir lo que uno dijo.

Y cuando no es así, cuando uno no cumple con lo aseverado, la consecuencia primaria es un descenso en nuestro ranking como seres humanos (y el correspondiente ascenso en nuestro ranking como pericos) y la secundaria, es la pérdida de confiabilidad y credibilidad como seres humanos, justo las condiciones que nos hacen diferentes a los pericos.

Entender plenamente lo que es el honor me ha costado varios años. Durante mucho tiempo me fui con la idea de que si no matas, si no robas, si no cometes delitos, eres una persona honorable. Y ahora me doy cuenta que el asunto no va por ahí.

Cumplir de manera cabal con la legalidad de inicio, es nuestra obligación, y después, nos hace buenas personas o buenos ciudadanos pero en ningún momento nos hace honorables.

El honor se consigue sólo con esfuerzo. Si digo, cumplo. Aunque me de fiaca. Aunque sepa que no pasará nada. Aunque esté seguro de que aguantarás ésta y más mentiras. Aunque te lastime o afecte. Aunque no quiera cumplir. Y esto va para la palabra que le damos a nuestros seres queridos. Y a los conocidos. Y a los compañeros de juego.

De esta manera, lamento darme cuenta que son pocos, muy pocos, los seres humanos que conozco y que puedo calificar de honorables.