Historias de Taxis

Sin ánimo de redundar, quiero referirme a un ícono del macho argentino (o por lo menos así era antes). Regularmente de voz gruesa, con los primeros cuatro botones de la camisa sin abotonar y con la radio sintonizada a la escucha de Evaristo Monti; éste verdadero obrero del volante fue por mucho tiempo un representante legítimo de la testosterona argentina.
Entrometerse con uno de éstos personajes, representaba enfrentarse a una segura molida de huesos. Estos tipos eran capaces de averiguar donde vivías e ir a cojerse a tu mujer y a las vecinas por las dudas.
Se han conocido casos en los que ante un intento de robo a mano armada, el viril conductor, desarmaba al maleante y le metía el arma en el orto mientras se prendía un pucho que llevaba en la oreja.
Este sub-grupo del macho argentino no era metrosexual ni tecnosexual. Este hombre, con todas las letras, era “EL TACHERO ARGENTINO”
Pero hoy por hoy, las cosas han cambiado. El viejo Siam Di Tella que manejara Rolando Rivas a sido cambiado por modernas unidades con acondicionador de aire, calefacción y siempre con olores a fragancias florales. Le han agregado mariconidas como luz de pánico y GPS. Entendamos las cosas. Al antiguo tachero no le convenía que supieran donde estaba por que seguramente estaba gorriando a alguien.
Tampoco te dejan fumar….. Parece que les molesta el humo. Pedazo de puto.
Y ahora quieren poner un blindex que lo separe del pasajero. No vaya a ser cosa que alguna mina quiera tocarlos.
Evaristo Monti ha sido cambiado por algún otro periodista maricón hincha de Independiente, él que atiende los llamados telefónicos de las locas en cuestión, donde describen banalidades como un par de tiros recibidos por algún “compañerito”. De que se quejan….si se comen la bala.
Sáquense la careta y pinten los taxis de rosa.